La carrera de Laura Catena comprometida con su misión

Seven Fifty Daily – Betsy Andrews – Diciembre 31, 2018
laura catena

Con una energía sin límites y desde un punto de vista científico, la viticultora Laura Catena está llevando la viticultura argentina a niveles cada vez más altos.

Eran las 9.30 de un domingo, en el hall central del Marriott Marquis en Time Square, el día siguiente a la gala final de la concurrida New York Wine Experience de la revista Wine Spectator, durante el fin de semana de su gran cata anual. Solo Laura Catena podría haber estado tan animada. La directora general de una de las bodegas más importantes de Argentina, Catena Zapata, llegó a nuestra reunión en el café del hotel, usando una típica boina de gaucho, cargando su notebook con la presentación en Power Point que había brindado en la New York Wine Experience, y disculpándose por haberse olvidado la copia de su nuevo libro, “Gold in the Vineyards”, que tenía la intención de traerme. Pedimos café y conversamos ampliamente durante dos horas acerca de diversos temas, como microbiología de suelos de altura, la historia de la variedad Malbec y hasta no sé qué más, porque apenas se fue, sin querer borré la grabación.

Allí fue cuando supe cómo Laura Catena enfrenta las adversidades ¿Su respuesta ante las malas noticias? “A veces las cosas simplemente ocurren”, dice. “Envías el vino equivocado, o la etiqueta estaba dañada, etc. La gente con la que trabajo en Argentina se preocupa mucho por todo eso. Yo les digo ‘descifremos por qué sucedió y no permitamos que vuelva a pasar’. Hay que seguir adelante. Es la perspectiva que adquirís siendo médica. ¿Hay algún niño herido?, no”.

¿Por qué esta viticultora se refiere a un médico? Porque es médica. Desde hace años, Catena, médica egresada de Stanford, dirige la bodega de su familia en Mendoza, desde muy lejos, mientras trabaja en una guardia de emergencias en San Francisco. Hasta 2018, esta madre de tres hijos también daba clases en la Universidad de California. En el transcurso, ha viajado por todo el mundo promocionando sus vinos. Una de las personas más ocupadas del mundo del vino, Catena maneja las demandas de tiempo con una actitud positiva. “El vaso de Laura siempre está medio lleno”, confiesa su amiga Sara Floyd, una experta sommelier de San Francisco, “manteniendo la atención siempre puesta en el galardón. Y cuando se refiere a Catena Zapata, Laura Catena subraya: “lo más importante es que estamos haciendo vinos argentinos a la altura de los mejores vinos del mundo”.

Ese fue el objetivo que su padre, Nicolás Catena Zapata, estableció en los años 80. Es la tesis de Gold in the Vineyards, que incluye el viñedo Adrianna de Catena entre los más célebres del mundo. Y es el espíritu que Catena imparte a todos sus empleados Dice Catena: “Nos aseguramos de que todos estén pensando en esto todo el tiempo”.

Fernando Buscema puede dar fe de ello. El director ejecutivo del Catena Institute, el centro de investigaciones fundado por Laura Catena en 1995, finalizó la tesis de su Master en la Universidad de California en Davis con un extenso estudio sobre la variedad Malbec y el terroir, financiado por Catena. Después de años de trabajo arduo”, comenta él, “pude publicar artículos en periódicos respetados confirmando que el terroir sí se puede medir objetivamente”. Laura destaca: “Es un gran trabajo, pero tengo una pregunta para vos: ¿Cómo podemos utilizar todo esto para hacer vinos en Argentina que puedan competir con los mejores vinos del mundo?” De hecho, Laura disfrutó de los resultados durante cinco minutos y siguió nuevamente enfocada hacia lo próximo”.

Buscema compara trabajar con Laura Catena con correr una carrera de Fórmula Uno en el medio de la ciudad. “Laura está llena de energía y pasión” señala, “y no le gusta la mediocridad” – cualidades que van con ella para ser la fuerza que lidera no solo el resurgimiento del quinto productor mundial de vinos sino también de la emblemática uva Malbec. “Laura te desafía todo el tiempo” comenta Buscema, “para que podamos llevar a Argentina al primer mundo del vino”.


Convirtiéndose en Laura Catena

Laura ha contado la historia un millón de veces: En 1995, Bodega Catena Zapata fue invitada a participar en la New York Wine Experience. Nicolás aprovechó entonces que su hija tenía un manejo fluido del inglés para representar a su empresa. Era la primera vez que una bodega sudamericana era invitada a participar en este evento, que no solo cambiaría la vida de Laura Catena sino el futuro de los vinos argentinos. Laura había su carrera de medicina, pero la forma en que la multitud en aquella exhibición trató a los vinos de su padre, la convenció de que tenía que comenzar a trabajar con él.

“Observé largas colas en los stands de productores franceses e italianos”, comenta Catena. “A nuestro stand solo venía una persona cada diez minutos. Algunos incluso solo paraban para usar nuestro spitoon. Mi padre era rey en Argentina, pero afuera, nadie sabía que nuestro país producía vino. Llamé a mi padre y le dije: tengo que ir a ayudarte”.

Laura Catena es la cuarta generación de su familia en el país. Su bisabuelo, Nicola Catena, un inmigrante de la región de Le Marche, en Italia, plantó sus primeras vides en Mendoza en 1902. Su hijo Domingo se convirtió en un importante productor enviando por barco vino en grandes barriles a négociants de Buenos Aires. El hijo de Domingo, Nicolás, se recibió de Licenciando en Economía mientras trabajaba en la bodega de su padre. Le estaba yendo bien vendiendo vinos con marca propia hasta que en 1976, la dictadura militar tomó el poder, sacudiendo la ya caótica economía y llevando la inflación a niveles exorbitantes. “Raptaron a mi tío”, explica Catena. “Y luego se desató la Guerra de Malvinas. Mi padre decidió que Argentina era demasiado peligrosa para la familia”.

Nicolás abandonó el país a comienzo de los 80, aceptando un cargo como profesor visitante de economía en la Universidad de California, en Berkeley. Laura terminó el colegio secundario en California. Allá Nicolás aprendió de los productores de Cabernet de Napa, que habían derrotado a los productores de Bordeaux en la famosa competencia de vinos de Paris en 1976, alcanzando sus más altas aspiraciones. Y Nicolás decidió seguir el ejemplo de ellos.

“La gente decía que era ridículo. Chile lo está haciendo muy bien en la gama baja” recuerda Catena. Pero como economista, su padre sabía que el enorme mercado de vinos local de Argentina podría sostener a las marcas premium. Y él estaba interesado en exportar, añade Laura. “Quería imitar a Mondavi”.

Cuando terminó la dictadura, sus padres regresaron a Argentina. Nicolás decidió entonces importar tecnología y el conocimiento para hacer vinos de alta calidad, invitando a viticultores de otros países – Alberto Antonini, Paul Hobbs, Jacques Lurton – para vinificar sus botellas en su bodega a cambio de compartir su know-how. Laura permaneció en los Estados Unidos y se recibió de Bióloga en Harvard en 1988.

Fue en una visita a Lurton en Francia en 1992 donde Laura fue testigo de la próxima revelación de su padre. En Harvard, Laura había adquirido fluidez en el idioma francés, de modo que viajaba como traductora de Nicolás, quien le había llevado a su amigo Lurton una botella de su Cabernet argentino.

laura catena en calicata

Al probar el vino, Lurton dijo que le recordaba a un vino del Languedoc, recuerda Catena. “Mi padre me explicó que aquel era el peor insulto que podía hacer un tipo de Bordeaux. Así que Papá, a su regreso, decidió cambiar la estrategia. Necesitaba plantar viñedos en un clima más frío”. Sus primeras plantaciones, a 1.500 metros en las laderas de los Andes, posicionaron a la región de Gualtallary, del Valle de Uco, en el mapa mundial del vino, forjando el curso hacia arriba del Malbec argentino. “Esa fue su revolución de altitud” manifiesta Catena. “Mi padre plantó en lugares a donde nadie había estado antes – y demostró que podía hacer vinos aromáticos, elegantes y con buena acidez natural”.

Su hija Laura tenía aspiraciones propias: “Pensé que con el vino no ayudaría a nadie” explica Catena. “Yo quería salvar al mundo” – hasta que el mundo, por lo menos el pequeño grupo presente en la Wine Experience, no se dignó a probar el vino de mi padre”. Entonces Laura decidió que tenía que modificar su pensamiento. “Mi pequeño yo arrogante” dice. “Cuando tenes esa edad, pensas que podes mover montañas, algo que es muy bueno. Amo a las personas de esa edad”.


Ciencia para todos

Ese es el motivo por el cual Catena, que viaja a menudo a Mendoza, trabaja en forma muy cercana con el equipo de integrantes nuevos de la Bodega Catena Zapata. También lo hace para impartirles enseñanzas.

“Pasé mucho tiempo con empleados nuevos” dice Catena. “Quiero que sus ambiciones sean muy altas. Les dije que nosotros estamos trabajando para las próximas generaciones. Sí, quiero hacer el mejor vino en Argentina, pero también estamos trabajando para nuestra región. No se los impongo, sino que lo aprenden trabajando conmigo en un proyecto”.

Daniela Mezzatesta, una de las integrantes del Catena Institute, que está realizando un doctorado en biología, está estudiando la microbiología de los diversos tipos de suelo y sus efectos sobre los vinos. Daniela describe la efectividad de los métodos socráticos de Catena: “Hablamos varias veces a la semana. Algunas no estamos de acuerdo, pero lo conversamos y llegamos juntas a una conclusión. No es que Laura dice, -tenes que hacer esto o aquello-. Trae ideas y yo llevo otras. Me inspira a pensar en grande”.

Cuando Catena, cuya red de conexiones es extensa, escuchó a través de Julia Harding de JancisRobinson.com que un grupo de Aarhus University de Dinamarca estaba trabajando en un proyecto denominado MicroWine, estudiando la microbiología de los vinos, le preguntó a Mezzatesta porque no estaba colaborando con ellos. “No me atreví a hacerlo”, respondió Mezzatesta, “pero ahora estamos trabajando juntos y mi proyecto tiene un nuevo alcance, de modo que no podría estar más feliz, [Catena] me potenció.”

Buscema, director del Catena Institute, coincide con la visión de Mezzatesta y afirma que Catena “fija estándares muy, muy altos para sí misma y para todos los que trabajan con ella”. La ética laboral de Laura es la de un médico que entiende que la excelencia en la ciencia puede conducir a resultados positivos. “¿Hay evidencia de que un suelo particular te va a dar un vino particular?” pregunta Buscema. “¿Existe una fórmula para descifrar el potencial de añejamiento de un vino? Esas preguntas son complicadas, particularmente con la altura extrema y el Malbec. Laura visitó varias universidades locales y se dio cuenta de que las investigaciones que estaban llevando a cabo estaban centradas en la cantidad más que en la calidad. Allí fue cuando decidió ‘tenemos que hacer la investigación nosotros’”.

Ya sea que el Catena Institute esté investigando sobre selección clonal de Malbec, microclimas, microbiología, los efectos de los rayos UV, o sobre los mejores métodos para replantar en Argentina y llegar a ser sustentable, la visión del instituto es siempre “utilizar la ciencia para preservar la naturaleza y la cultura en Argentina” explica Buscema. Son los valores que Laura Catena ha denominado ‘Catenamics’ y, que al igual que su misión en la medicina, están destinados a servir a un gran propósito.

“Queremos que Argentina sea importante en el mundo así que necesitamos compartir todo lo que hagamos” asegura Buscema. “¿Por qué la filoxera no ha devastado todos nuestros viñedos como lo hizo en Europa?”, pregunta, a modo de ilustración. “Nadie sabía la respuesta. Laura financió el posgrado a un estudiante para que estudie el tema, y ahora, seis años después, existe un experto en filoxera en Argentina, y toda esa información está disponible para todos”.


Expansión al mundo

“[Catena] ha desempeñado un gran rol en lo que se refiere a investigación para respaldar el crecimiento de la industria argentina y de la calidad de sus vinos” afirma David Block, presidente del Departamento de Viticultura y Enología de la Universidad de Davis. “No es una coincidencia el hecho de que las grandes regiones del vino cuenten con entidades clave para entrenar a productores de vinos, gerentes de bodegas y crear conocimientos específicos para esas regiones”.

Catena ha financiado varios doctorados y estudios de la Asociación Argentina de Sommeliers a través de la Fundación Angélica Zapata, la fundación de beneficencia de la familia. Sin embargo, su influencia va más allá de las fronteras de su país. Hace tres años, Laura trabajó con Block para crear becas de investigación y traer estudiantes de Davis a Argentina para estudiar en el Catena Institute. Actualmente integra un panel de asesoramiento externo del Departamento de Viticultura y Enología de Davis.

“Siempre tomo nota de las ideas que Laura presenta en las reuniones [del panel de asesoramiento]” comenta Block “porque son realmente valiosas”. Catena ha compartido lo que aprendió de su modelo de financiamiento para el Catena Institute con sus colegas de Davis, y su presencia ha contribuido a la participación de otras mujeres en el panel de asesoramiento. Laura ha forjado raíces profundas en California y es socia de la Bodega Paul Hobbs en Russian River Valley. “Actualmente” confiesa Laura, “tengo más viñedos en California que en Argentina porque [Catena Zapata] es de mi padre”.

No obstante, esto no ha detenido su trabajo asiduo para promover Catena y Argentina en su totalidad. “Podría decirse” añade Block, “que Laura es la cara del vino argentino”. Matteo Lunelli, presidente de la Bodega Ferrari Trento en Italia y CEO del Grupo Lunelli, conoció a Catena cuando ella era presidente saliente y él era el nuevo presidente de la Competencia Mundial de Vinos y Bebidas Espirituosas. “Quedé impresionado a primera vista por su energía y empatía” comenta. Según Lunelli, la conducción y personalidad de Laura Catena han sido la clave del éxito del marketing global de la bodega. “El papel de Laura ha sido relevante para las inversiones de la Bodega Catena”.

Matthew Turner, director de vinos de Wally's, la cadena de vinos finos, bebidas espirituosas, alimentos gourmet y restaurants de Los Ángeles, concuerda. “He estado por todo el mundo con ella, hablando sobre vinos” dice. “Hemos hecho de todo, desde degustaciones y catas con el staff hasta grandes cenas. Laura es carismática, educada y muy práctica, con los pies bien en la tierra”.

“El entusiasmo de Catena es contagioso porque es absolutamente auténtico”, afirma su amigo Michael Evans, CEO y co-fundador de The Vines of Mendoza. “Con algunas personas [el entusiasmo] parece transaccional, pero Laura ama lo que hace. Cuando habla sobre vinos se le ilumina el rostro. [Bodega Catena Zapata] es una gran empresa, y Laura tiene tanto entusiasmo cuando abre una botella de vino como cuando lo hicimos juntos por primera vez hace 13 años”.

Su intelecto y capacidad para socializar se han combinado para inspirar a los que trabajan con ella. “Laura me ha demostrado que puedo ser científica y una persona locuaz y divertirme al mismo tiempo” comenta Mezzatesta, “y el hecho de que apliquemos la ciencia, es lo que más me gusta. No termina todo en un paper que solo leerá la comunidad científica, sino que se disemina por todo el mundo a través de las charlas de Laura”.

A través de presentaciones en la American Society of Enology and Vituculture, la Smithsonian Institution, el Naples Wine Auction y en muchos otros eventos, señala Catena, “todo lo que hago es ampliar mi objetivo de elevar la calidad del vino argentino. El cincuenta por ciento de los viñedos de Argentina son de menos de 5 hectáreas. Aunque vendieran toda su producción, no podrían viajar una vez al año a Estados Unidos. Si quiero que el vino argentino esté entre los mejores del mundo, tengo que hablar de mi región, de nuestro terroir y de que realmente tenemos un sentido de pertenencia”.


Más allá del Malbec

Catena ha promocionado esta afirmación en dos libros – Gold in the Vineyards (2017), y Vino Argentino, publicado en 2010 – y en numerosos artículos que ha escrito para Huffington Post y otras publicaciones. Gold in the Vineyards argumenta que el viñedo Adrianna debería ser considerado junto con los emprendimientos vitivinícolas más importantes del mundo, incluyendo los viñedos grand cru de Francia.

“Laura nunca se detiene al producir ideas” expresa la consultora en vinos Marika Vida, quien ayuda a promover los vinos Catena. “¿Qué significa grand cru? el Malbec nunca ha tenido la oportunidad de integrar esa categoría. Era una uva no deseada en Francia y Argentina solo comenzó a importarla a fines de los 80. De modo que es todo nuevo, esta idea de grand cru y que Laura sea una experta en ello. Es una excelente manera de hacer entrar al Malbec en el gran juego”.

La complejidad y mineralidad de los vinos de Catena Zapata ciertamente contribuyen a ello. Aun así, en la bodega familiar no cultivan las únicas uvas en Argentina que a ella le interesan. Con la devoción por el rescate característica de un médico de emergencias, Laura pasó “un verano entero”, relata, “moviéndome por los alrededores y golpeando puertas” para encontrar, presentar y hacer que se destaquen los viejos vinos de productores independientes que durante mucho tiempo produjeron vino a granel. La etiqueta que surgió de estos esfuerzos, La Posta, es un tributo a los pequeños viticultores. “Hemos puesto sus nombres en las etiquetas” explica Catena, “de modo que sentamos un precedente para sus marcas”.

Con su marca propia, Luca Wines, ha elaborado Pinot Noir, Syrah y Chardonnay – “Lo que desee vender, eso es lo que venderé” señala Laura. “En Catena cobro un sueldo y alguna vez seré dueña de una parte, pero aquí estoy haciendo dinero, que probablemente represente la universidad de mis hijos”.

La evolución de Luca Wines, desde su fundación en 2002, señala la amiga de Catena, Sara Floyd, demuestra que Catena “no se siente amenazada por gente inteligente que la asesora. Laura podría parecer intimidante por su posición y la historia de su familia en Mendoza. Su enólogo [Luis Reginato] sabe que Laura es brillante y que cuenta con la preparación y experiencia para respaldar eso, pero que es muy abierta para escuchar ideas, y es por eso que Luca Wines ha continuado mejorando cada vez más”.

Con la asociación de su familia con Domaines Barons de Rothschild en la Bodega Caro en Mendoza, Catena se ha visto mucho más cerca de concretar su sueño de producir vinos grand cru. “Si me hubieran dicho en 1995 que en 1999 estaríamos formando una sociedad con Château Lafite, hubiera dicho que estaban locos” exclama. “Congeniamos culturalmente porque ambos apuntamos a la calidad”.

laura catena en calicata

Este es el espíritu que viene de ser portadores de una tradición familiar, sostiene su amigo Matteo Lunelli. “La familia quiere ser soporte cultural y guardiana de los valores y principios de la viticultura. Es lo que yo quiero hacer para Ferrari y es lo que Laura está haciendo”.

Pero como el miembro más visible de la familia más importante de viticultores de una zona aún emergente, Laura Catena no es solo embajadora de Bodega Catena Zapata; es embajadora de Argentina en su conjunto, y a los 51 años, no tiene intenciones de bajar la velocidad. “Mi plan a cien años es continuar elevando la calidad del vino argentino. Soy muy apasionada al momento de hacer que el Malbec sea aceptado como uno de los grandes vinos del mundo – vinos con gran potencial de guarda, de alto precio, que sean coleccionables. En esto” dice ella “es en lo que estoy trabajando”.

Betsy Andrews es periodista y poeta. Entre sus libros ganadores de distinciones se incluyen “New Jersey” y “The Bottom”, ambos pueden encontrarse en betsyandrews.contently.com.
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